miércoles, 11 de febrero de 2009

Mitos sobre Darwin


El 12 de febrero de 2009, Darwin habría cumplido 200 años. También, durante este año, se celebra el hito histórico del 150 aniversario de la publicación de su obra magna, 'El Origen de las Especies'.

Con motivo de estas efemérides, Luis Miguel Ariza aclara en Ecodiario algunas creencias sobre las teorías del científico:

1. A Darwin se le ha presentado como el padre de la Teoría de la Evolución de las Especies, según la explica en su famoso libro. ¿Correcto?

Pues no. Como lo oyen. Darwin no escribió el término 'evolución' en su libro más popular, ni desde luego es inventor de la palabra. Eso no significa que, a lo largo de las páginas, uno pueda advertir una teoría maravillosamente construida para explicar que las especies actuales surgen por transformación de especies anteriores. Es decir, el título El Origen de las Especies hace saltar por los aires ideas preconcebidas, por las que el mundo estaba poblado de animales y plantas que luego eran barridos por catástrofes y reemplazados por otras.

2. ¿Cual es el hallazgo, pues, más sustancial de Darwin?

Un término que es más que un término: la selección natural. Es un mecanismo de selección operado por la naturaleza, que ejerce su efecto sobre la variabilidad natural observada en el mundo, en los animales y en las plantas. Los individuos cuyas características les confiere ventajas en un ambiente determinado son seleccionados frente a otros, y por lo tanto, las características de estos individuos serán las que pasen a las siguientes generaciones. Sin temor a exagerar, la selección natural es a Darwin lo que la relatividad a Einstein.

3. ¿Que preguntaría Darwin a la ciencia moderna si estuviera hoy vivo?

Desentrañar el origen de la variabilidad natural que observó durante sus fecundos viajes como naturalista. ¿De dónde surge? Paradójicamente, no tendría que haber resucitado en nuestros tiempos para encontrar las respuesta. Un monje llamado Gregol Mendel, nacido en Heizendorf, un pueblo del antiguo imperio astrohúngaro, estableció las leyes de la herencia. experimentando con guisantes en un monasterio de frailes agustinos.
En el tiempo en que Darwin disfrutaba de la gloria y el prestigio de El Origen de las Especies, en 1859, Mendel presentaba sus trabajos en 1865, es decir, ¡sólo seis años después!, que fueron recogidos en un acta de la Sociedad de Historia Natural de Brno.
Desgraciadamente, nadie le hizo caso, y sus conclusiones permanecieron treinta años en el olvido más absoluto, hasta que, a finales del siglo XIX, fueron rescatados, cimentándose en nacimiento de la genética. El mayor regalo en la vida científica de Darwin habría sido conversar con un monje agustino, sin duda alguna.

4. Se dice que cuando Darwin publicó el Origen de las Especies, causó una gran polémica y los cimientos de la sociedad británica temblaron.

No fue para tanto. De acuerdo con John Van Wyhe, historiador de la ciencia de la Universidad de Cambridge, la controversia apenas duró unos 15 ó 20 años, y se centró fundamentalmente en el mundo religioso, no en el científico. Las mejores mentes de la época saludaron las ideas de Darwin y las aceptaron inmediatamente, por lo sólidamente que estaban construidas.

5. Darwin era lento a la hora de escribir y tenía miedo de publicar su obra cumbre de forma prematura y poco preparada, pero sus amigos le aconsejaron que se decidiera, ya que otro naturalista, Alfred Russel Wallace, se le había ocurrido la misma idea.

Es otro de los mitos sobre Darwin que ha sobrevivido hasta nuestros días, y que conviene desmontar. Para empezar, Darwin fue un escritor extraordinariamente prolífico. Tras regresar de su famoso viaje alrededor del mundo en el Beagle, escribió tres volúmenes sobre geología, cinco volúmenes sobre zoología, cuatro libros sobre cirrípedos, el libro de sus experiencias a bordo del Beagle, escrito con una literatura que algunos califican de 'maravillosa', y numerosos artículos científicos.
Por lo tanto, tenía muchísimo trabajo antes de publicar su obra magna. En realidad, y de media, publicó un libro cada 1,7 años, lo que le convertía en un escritor prolífico como muchos autores modernos de best-sellers.
Un año antes de El Origen de las Especies, en 1858, y después de leer una carta que el propio Wallace le había remitido, los dos naturalistas hicieron una presentacion de dos trabajos en la Sociedad linneana de Londres.

6. A Darwin se le ocurrió la idea de la 'evolución o transformación de las especies' al observar los distintos tipos de picos de los pinzones en las Galápagos.

En realidad, es un bulo periodístico, surgido mucho después de la muerte de Darwin. Ocurrió en una reunión de la Sociedad británica para el Avance de la Ciencia, a mediados del siglo XX. Un asistente a la reunión asoció las observaciones de Darwin y la 'idea' de la evolución, y el hecho fue recogido por el diario británico The Times.
Lo cierto es que Darwin ni siquiera sabía que eran pinzones las aves que estaba observando en las Galápagos. Recogió especímenes y acudió al término de su viaje para que un amigo suyo, el ornitólogo John Gould, los identificase correctamente.

7. En su viaje a bordo del Beagle, Darwin pasó la mayor parte del tiempo en el barco.

Otro mito falso. El HMS Beagle partió el 17 de diciembre de 1831 de Devonport, Inglaterra, y regresó a Falmouth el dos de octubre de 1836, es decir, casi cinco años, después de dar la vuelta al mundo. Pero de ese tiempo, sólo se consumieron 18 meses a bordo, es decir, un año medio. El tiempo restante, unos tres años y medio, los empleó Darwin en vivir en tierra y estudiar en diversos países, durante semanas y a veces meses.
En Sudamérica, por ejemplo, Darwin tuvo tiempo de aprender y escribir español, a juzgar por algunas de las anotaciones de sus innumerables cuadernos de observación. El español era muy necesario para conversar con la gente local acerca de sus experiencias con los animales y plantas del lugar.

8. Darwin fue el primero en sugerir que las especies se transformaban en otras.

Aparte de la coincidencia de sus puntos de vista con Wallace, esto no es cierto. En octubre de 1844, una obra anónima llamada 'Vestiges of the Natural History of Creation' (Vestigios de la Historia Natural de la Creación), tuvo un gran tirón popular al explicar que las especies se estaban transformando todo el tiempo en otras especies.
Posteriormente se descubrió que el autor anónimo era un periodista llamado Robert Chambers, que había recogido las ideas del geólogo Charles Lyell, amigo de Darwin, sobre los cambiantes procesos geológicos de la Tierra, y los había trasladado al mundo biológico, aunque con descripciones y un nivel científico bastante flojo.
Claro que Chambers no aportaba ningún mecanismo o hipótesis que explicase la transformación de las especies, como la selección natural de Darwin.

9. Darwin y Wallace llegaron a la misma conclusión. Entonces, ¿por qué no se le reconocen los mismos méritos a los dos?

Es una buena pregunta, y quizá la respuesta es que Darwin aportó un trabajo mucho más sólido y completo. En definitiva, un trabajo mucho mejor. Aunque Wallace había sugerido también la selección natural como mecanismo de transformación, no creía, a diferencia de Darwin, que las especies domesticadas por el hombre las razas de perros y ganado, por ejemplo habían surgido precisamente porque el hombre había sido el elemento selector, a diferencia de la naturaleza.
Y con respecto al origen del hombre, del que Darwin habló extensamente en su obra posterior, Wallace se resistía a creer que fuera un animal más, dotándole de un hálito sobrenatural, como si fuera una especie aparte y especial, algo que Darwin nunca admitió.

10. Gracias a Darwin, hoy todo el mundo acepta la teoría de la evolución.

Desgraciadamente, y por increíble que parezca, no es así. En Estados Unidos, la nación científica más avanzada, el 48 por ciento de la gente piensa que los seres humanos fueron creados por Dios en tiempos bíblicos.
Políticos de alto perfil, como la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, que aspiró a la vicepresidencia de Estados Unidos, es partidaria de enseñar el creacionismo en las escuelas como una opción frente a la teoría evolutiva.
Y aunque en Europa las estadísticas son mejores un 70 por ciento de los europeos dan por buenas las tesis de Darwin hay ejemplos chocantes: en el Parlamento Europeo se han organizado seminarios en contra de la evolución por miembros que no creen en el, como el polaco Maciej Giertych.
Y en Inglaterra los grupos creacionistas están organizando campañas de presión para informar a los estudiantes que existen otras opciones igualmente válidas frente a la enseñanza de la evolución. Por no mencionar que, en el mundo islámico, la idea la evolución biológica es poco menos que una herejía.

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