No basta con reciclar. Ni con comprar alimentos biológicos. Ni con cambiar las bombillas o desconectar los enchufes...
Estamos al habla, escribe, con Daniel Goleman, el autor de Inteligencia emocional, que acaba de darle una nueva vuelta de tuerca al concepto con Inteligencia ecológica (Kairós), que llega el próximo lunes a las librerías españolas. A más de uno le sonará a «oportunismo verde», pero lo que propone Goleman es un concepto tan revolucionario como el que le hizo célebre en los años 90.
La revista Time acaba de destacar su nuevo libro entre las «10 ideas que están cambiando el mundo».
Daniel Goleman entra en la cuestión de nuestra «ignorancia ecológica». «El problema tiene su raíz en la desconexión profunda entre el hombre y la naturaleza que se produce con la revolución industrial», declara el autor a EL MUNDO, desde su retiro bucólico en Massachusetts.
Esos pasos son necesarios pero insuficientes, porque lo que hay que cambiar realmente es nuestro modo de pensar. Todos nuestros actos tienen un impacto en el medio ambiente: negarlo es de ignorantes.La informacion es de Carlos Fresneda, desde Nueva York, para el periódico El Mundo:
Estamos al habla, escribe, con Daniel Goleman, el autor de Inteligencia emocional, que acaba de darle una nueva vuelta de tuerca al concepto con Inteligencia ecológica (Kairós), que llega el próximo lunes a las librerías españolas. A más de uno le sonará a «oportunismo verde», pero lo que propone Goleman es un concepto tan revolucionario como el que le hizo célebre en los años 90.
La revista Time acaba de destacar su nuevo libro entre las «10 ideas que están cambiando el mundo».
Daniel Goleman entra en la cuestión de nuestra «ignorancia ecológica». «El problema tiene su raíz en la desconexión profunda entre el hombre y la naturaleza que se produce con la revolución industrial», declara el autor a EL MUNDO, desde su retiro bucólico en Massachusetts.
Mientras la gente vivía en las granjas y en contacto con la tierra, existía una emoria ecológica que pasaba de generación en generación. Con la inmigración masiva a las ciudades ese conocimiento se perdió, y también el contacto directo con los ciclos de la naturaleza. Hemos levantado una barrera que nos aísla del mundo natural y nos impide ver las consecuencias de nuestros actos.La información, AQUI
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