
Comenta Javier Armienta en su blog Cosmos:
Discutían hoy entre dos periodistas amigos si era correcto hablar de "acercamiento" a la Tierra cuando la mínima distancia a la que se llega es de 61 millones de kilómetros. Venía esto a cuenta de que el martes 24 de febrero de 2009 se produce el máximo acercamiento a la Tierra del cometa Lulin.
La noticia, realmente, es que volvemos a tener un cometa que podemos observar en el cielo sin dificultad (aunque en este sentido el Lulin no da para mucho, a pesar de que en las últimas semanas ha ido aumentando de brillo considerablemente).
La noticia es que la astronomía siempre sorprende, y que un cometa en el cielo, lejos de provocar malos augurios, nos presenta historias curiosas, entretenidas y, sobre todo, un espectáculo siempre bello.
Se puede leer en http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2009/04feb_greencomet.htm la narración del descubrimiento de este cometa hace dos años, el C/2007 N3 (Lulin). Normalmente los cometas llevan el nombre de su descubridor (o codescubridores, raras veces más de tres, según se les haya dado crédito en la Unión Astronómica Internacional, que coordina las alertas astronómicas), aunque a veces, en algunos telescopios u observatorios hay costumbre de dar un nombre común, el del propio centro de investigación. Esto es lo que pasa con el Lulin.
El Observatorio Lulin está en Taiwán, y con uno de sus telescopios colaboran en un proyecto internacional de observación de objetos cercanos a la Tierra (TAOS). El descubrimiento se hizo con imágenes tomadas en Taiwán, pero lo hizo un aficionado a la astronomía y estudiante universitario en China, pero en la China continental. Todo un ejemplo de que a veces la astronomía salta las fronteras más allá de lo habitual.
La información, AQUI
Discutían hoy entre dos periodistas amigos si era correcto hablar de "acercamiento" a la Tierra cuando la mínima distancia a la que se llega es de 61 millones de kilómetros. Venía esto a cuenta de que el martes 24 de febrero de 2009 se produce el máximo acercamiento a la Tierra del cometa Lulin.
La noticia, realmente, es que volvemos a tener un cometa que podemos observar en el cielo sin dificultad (aunque en este sentido el Lulin no da para mucho, a pesar de que en las últimas semanas ha ido aumentando de brillo considerablemente).
La noticia es que la astronomía siempre sorprende, y que un cometa en el cielo, lejos de provocar malos augurios, nos presenta historias curiosas, entretenidas y, sobre todo, un espectáculo siempre bello.
Se puede leer en http://ciencia.nasa.gov/headlines/y2009/04feb_greencomet.htm la narración del descubrimiento de este cometa hace dos años, el C/2007 N3 (Lulin). Normalmente los cometas llevan el nombre de su descubridor (o codescubridores, raras veces más de tres, según se les haya dado crédito en la Unión Astronómica Internacional, que coordina las alertas astronómicas), aunque a veces, en algunos telescopios u observatorios hay costumbre de dar un nombre común, el del propio centro de investigación. Esto es lo que pasa con el Lulin.
El Observatorio Lulin está en Taiwán, y con uno de sus telescopios colaboran en un proyecto internacional de observación de objetos cercanos a la Tierra (TAOS). El descubrimiento se hizo con imágenes tomadas en Taiwán, pero lo hizo un aficionado a la astronomía y estudiante universitario en China, pero en la China continental. Todo un ejemplo de que a veces la astronomía salta las fronteras más allá de lo habitual.
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