A primera vista es sólo otra de las macroobras que salpican el emirato de Abu Dabi, pero la central fotovoltaica que se levanta en una esquina revela que Masdar City será diferente. Sus promotores han anunciado la primera ciudad sin emisiones de CO2, autosuficiente en energía y que reciclará todos los desechos.
Reporta el periódico El País, que su inauguración en 2016 es parte de la transformación de ese emirato petrolero en un centro mundial de investigación y desarrollo de nuevas energías.
El vídeo del plan muestra una ciudad sin coches, con edificios bajos (no más de cinco pisos), calles peatonales y un innovador sistema de transporte eléctrico. Las casas se apiñan como en una moderna kasbah, de forma que den sombra a las vías públicas y su ubicación cree corrientes de aire. En su interior, la refrigeración se consigue con una versión actualizada de las tradicionales torres de viento, que recogen las brisas del desierto y expulsan el aire caliente.
Resulta difícil imaginar esa visión futurista a las afueras de Abu Dabi. En esa ciudad el modelo es otro. Edificios cada vez más altos, autopistas más amplias y el reinado absoluto del aire acondicionado para combatir los 50 grados que se alcanzan en verano. Pero Abu Dabi no sólo es uno de los primeros productores de gas y petróleo, sino que sus gobernantes están empeñados en "seguir siendo líderes en la producción de energía".
Por eso han asignado 22.000 millones de dólares (unos 17.400 millones de euros) a la Abu Dhabi Future Energy Company (ADFEC, la promotora de Masdar City), y han buscado la cooperación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y encargado el proyecto al estudio de Foster + Partners.
De la sinceridad del empeño da cuenta no tanto la inversión económica (Abu Dabi tiene una de las rentas per cápita más altas del mundo, 47.000 euros, el doble que la española), como el esfuerzo por educar a sus jóvenes con una nueva mentalidad respecto a la energía.
La información, AQUI
Reporta el periódico El País, que su inauguración en 2016 es parte de la transformación de ese emirato petrolero en un centro mundial de investigación y desarrollo de nuevas energías.
El vídeo del plan muestra una ciudad sin coches, con edificios bajos (no más de cinco pisos), calles peatonales y un innovador sistema de transporte eléctrico. Las casas se apiñan como en una moderna kasbah, de forma que den sombra a las vías públicas y su ubicación cree corrientes de aire. En su interior, la refrigeración se consigue con una versión actualizada de las tradicionales torres de viento, que recogen las brisas del desierto y expulsan el aire caliente.
Resulta difícil imaginar esa visión futurista a las afueras de Abu Dabi. En esa ciudad el modelo es otro. Edificios cada vez más altos, autopistas más amplias y el reinado absoluto del aire acondicionado para combatir los 50 grados que se alcanzan en verano. Pero Abu Dabi no sólo es uno de los primeros productores de gas y petróleo, sino que sus gobernantes están empeñados en "seguir siendo líderes en la producción de energía".
Por eso han asignado 22.000 millones de dólares (unos 17.400 millones de euros) a la Abu Dhabi Future Energy Company (ADFEC, la promotora de Masdar City), y han buscado la cooperación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y encargado el proyecto al estudio de Foster + Partners.
De la sinceridad del empeño da cuenta no tanto la inversión económica (Abu Dabi tiene una de las rentas per cápita más altas del mundo, 47.000 euros, el doble que la española), como el esfuerzo por educar a sus jóvenes con una nueva mentalidad respecto a la energía.
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